En estos tiempos, en los que todos hablamos de economía, mercados financieros, activos que suben y bajan de valor, parece que nos hemos olvidado de la economía real. El valor que les damos los individuos a los recursos naturales, incluso a los que resultan más difícil de valorar como el medio ambiente, parece que está fuera de la histeria colectiva de los mercados monetarios y de capital de los países más desarrollados del planeta.
Pues bien, precisamente la mayoría de los recursos naturales de esos países están sobrexplotados. Es en los países en vías de desarrollo y sobre todo en los países pobres donde estos activos reales, estos «bienes», se localizan con el mayor potencial.
Podríamos estar en una época de cambios. El valor de las cosas es simplemente el que los individuos decidan darle en los intercambios de los mercados.