La pasada segunda semana de junio (del 9 al 13) se celebró en Roma la Reunión del Foro Intergubernamental Mundial sobre Cuestiones de Pesca y Acuicultura (COFI, Comité de Pesca).
Se presentó el Informe Sofía de 2014. También en dicho simposium, José Graziano da Silva (director general de la FAO) subrayó que «el desarrollo sostenible en los países insulares y costeros del mundo depende sobre todo de la vitalidad de los océanos y las poblaciones de peces. La sobrepesca, la contaminación y el cambio climático están poniendo en riesgo esta vitalidad. Los impactos son ya evidentes. Y los pobres del mundo, en las zonas rurales y costeras, se encuentran entre los más afectados»
Graziano, recordó que la pesca y la acuicultura son las fuentes de 17% de la proteína animal que se consume en el mundo, llegando hasta el 50% en algunos pequeños Estados insulares en desarrollo y países asiáticos. Estas dos actividades son fundamentales para la subsistencia de algunas de las familias más vulnerables del mundo.
“Los medios de subsistencia –explicó- del 12% de la población mundial depende de este sector. En particular, la pesca en pequeña escala es fuente de empleo para más de 90% de los pescadores de captura y los trabajadores pesqueros del mundo, la mitad de los cuales son mujeres”.
“Al tiempo que los pescadores artesanales suministran la mayor parte del pescado que se consume en el mundo en desarrollo, muchas de sus familias sufren a la vez de inseguridad alimentaria. Se trata de es una paradoja que deberíamos llegar a superar”, subrayando una de las cuestiones fundamentales en la pesca a nivel mundial que a veces ignoramos o desconocemos, esto es: que los propios pescadores artesanales deben ser parte integral de los esfuerzos para mejorar la sostenibilidad y la seguridad alimentaria.